Bosco comenzó a tener fiebre y estaba más apático de lo normal, además de perder el apetito, lo cual era inusual en él. Aunque la fiebre bajaba con medicación, volvía a subir sin causa aparente. Tras realizarle análisis, se detectó una ligera anemia, lo que despertó sospechas debido a una experiencia previa con otro caso similar, Rita. Una tarde, notaron que su abdomen estaba inflamado y, tras una ecografía, el veterinario confirmó la presencia de líquido en el abdomen, compatible con PIF húmedo abdominal. Ante la sospecha, comenzaron un tratamiento con un vial que tenían de cuando trataron a Rita. Hoy se cumple una semana desde que comenzaron la dura lucha contra la PIF. La situación es desgarradora, ya que Bosco es tan pequeño que es difícil medicarlo sin causarle dolor.